Quilapayún Header
Música: Quilapayún en España
FuenteCambio16 Fecha8 Octubre 1978 PaísEspaña


Edición transcrita

Memoria de Chile

En medio de una fuerte polémica por el lanzamiento de un nuevo disco, grabado hace diez años, y la presentación en España de la Cantata Santa María de Iquique, Quilapayún recorre diez ciudades españolas en veinte días.

La cuarta gira por España de Quilapayún ha coincidido con la edición de su disco: «Canciones inéditas en España», grabado hace diez años, que significó el nacimiento de la canción política chilena en torno al sello Dicap.

El carácter de las actuaciones, basadas en la ya clásica Cantata de Santa María de Iquique y la antigüedad del disco recién lanzado, han hecho caer duras críticas sobre el grupo chileno, que ponen en duda su capacidad de renovación musical. De todo ello hablaron con Juan Altable, de CAMBIO16.

«A nosotros nos da mucha risa que digan que la «Cantata» no es actual -afirma Eduardo Carrasco (instrumentos de viento y director musical)-. No somos cantantes de Hits, y la vigencia de nuestra obra tiene que medirse con unos criterios distintos a los que se utilizan para otro tipo de música.»

Palmas rítmicas recibieron la presencia de siete ponchos negros. «Te recuerdo, Amanda», «La cale mojada», «Corriendo a la fábrica», «Donde trabajaba Manuel.» «Lo mismo pasa con el disco -prosigue-. Parecen no querer darse cuenta de su impotencia documental. Naturalmente, es mucho más flojo que los grabados más tarde, más simple y todo lo que quieran, pero hasta ahora no habíamos podido editarlo y por eso sale a destiempo.»

«No estamos desfasados»

La Cantata de Santa María llegó a España remozada por Julio Cortázar, que subsanó algunas «debilidades literarias». «Nuestras próximas creaciones -indica Eduardo- van a demostrar que no estamos desfasados, ni mucho menos. Actualmente trabajamos con un par de músicos contemporáneos y nuestros recursos se van a ver ampliados por un camino muy interesante.»

Sin duda, los oídos de algún «señor presidente» rechinaron de forma especial en ese momento. Para los traidores malembe, malembe, ay, malembe, malembe.

«Después de estos años que llevamos de exilio comenzaron a sentir una fuerte necesidad de creación, de expresión -indica Hugo Lagos (cuerda, quena y zampoña)-. En realidad, todo este tiempo nos ha reforzado en nuestras raíces y nos ha dispuesto a buscar, individualmente, en nosotros mismos, para sacarlo, más tarde, fuera.»

Guillermo Oddó (guitarra y percusión) matiza: «Paralelamente se ha dado un fenómeno de universalidad en nuestro trabajo. Desde hace cinco años estamos, prácticamente, en gira constante por todo el mundo y hemos comprobado cómo en los distintos países en los que cantamos e retoma nuestra música para cada situación particular. Además -dice- la estancia en el extranjero nos ha permitido entrar en contacto con hombres y medios sumamente variados».

Apresuramiento en el último trago de cerveza. Luces apagadas, empujones. Señora y señores, venimos a contar aquello que la historia no quiere recordar. Pasó en el norte grande, fue Iquique la ciudad.

Artistas antes que políticos

«Para ser política, una canción tiene que ser, primer, un hecho artístico. Somos artistas que tomamos la guitarra por que creemos en la poesía, en el arte, y que, además, tenemos conciencia de lo que ocurre en nuestro país. No somos, pues, políticos metidos a cantantes, sino todo lo contrario, artistas con conciencia política.» Eduardo Carrasco recalca las diferencias mientras sirve un vaso de leche.

«La relación entre política y música no es lineal -señala Guillermo Oddó-. Una canción instrumental puede ser tan política como otra cantada. Si la junta ha prohibido el charango en Chile es porque teme el poder de lo genuinamente popular, al margen de lo que digan unos textos.

Diez rasgueos de charango se enredaron en las luces de los focos. El pabellón se puso íntimo. Vamos, mujer, partamos a la ciudad, todo será distinto, no hay que dudar.

Eduardo Carrasco ratifica: «Hace un año éramos, fundamentalmente, músicos, ahora somos también poetas. En la gira que efectuamos por España incluimos un poema que recita el indio Juan, apoyado, eso sí, en música de fondo». Todo forma parte de una búsqueda más estética, más depurada, que se extiende también a los arreglos y los otros componentes musicales».

En relación con su cometido como exiliados, Carrasco no duda: «Tenemos el deber de hacer presente la lucha de nuestra pueblo en los países que visitamos. En muchos sitios el paso del tiempo ha producido un olvido de la situación que vive Chile, y la única forma de mantener fresca la memoria es la canción».

España ha cambiado

La sangre corrió un momento más deprisa, al ritmo del bombo y la guitarra. Soy obre, soy obrero pampino y soy tan revire, tan reviejo como el que más.

«La recepción de nuestra música en España varía de año en año -asevera Hugo Lagos-. Antes, la gente tenía una necesidad aprémienlo de expresarse, de decir lo que llevaba tanto tiempo calando y nuestros recitales eran un buen momento para hacerlo.»

«Ahora, el público viene con un interés más estético. También por ello hemos invitado a Alfredo Zitarrosa a nuestros recitales de Madrid. Uruguay y Chile se unen en la solidaridad de estas actuaciones.»

Juan Altable