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Quilapayún y la crisis de la canción chilena
FuenteTriunfo Fecha1 Octubre 1977 PaísEspaña


Edición transcrita

Nueva visita del conjunto chileno Quilapayún a nuestro país. No aún lejana su presencia entre nosotros, la pasada primavera, y en el contexto de una extensa, inacabable gira del grupo por toda Europa y parte de América... del Norte, ya que en muchos lugares del Cono Sur su presencia está, naturalmente, vetada. Quilapayún ha actuado en diversas ciudades españolas, en un mes de septiembre, a los siete años del ascenso de Salvador Allende y su Unidad Popular al gobierno de Chile, y a los cuatro de su sangrienta caída a manos de la Junta fascista. Dicho esto, la impresión primera que se extrae de esta última visita de los exilados es que el tiempo apenas pasa por ellos. Quilapayún ha repetido recientemente e] mismo concierto, coma más, coma menos, canción más, canción menos, que invariablemente viene ofreciendo desde hace unos cuantos años de alejamiento físico de su Patria. ¿Crisis en la canción chilena, estancamiento, repetición de fórmulas, acentuación de los aspectos dramáticos ya sabidos respecto del pueblo chileno, su situación actual...? Algo de todo ello hay en la labor del formalmente espléndido grupo, en la hora actual, a pesar de que su impacto en el público asistente sigue siendo grande, enorme, carismático y un punto sentimental en lo solidario. Pero Pinochet ahí sigue, y parece que lo hará por bastante tiempo, y eso engendra problemas, frustraciones y malas conciencias, y para enfrentarlo abiertamente, para atacarlo eficazmente ya no basta la denuncia, seria urgente y necesario, a ser posible, ir más allá. Lo que ocurre es que la canción, el arte no puede ofrecerlo, y de ahí el salto en el vacío, el vértigo que se produce al salir de un concierto de este tipo, tras gritar las mil y una consignas legítimas, necesarias de lanzar al aire: pero, tras ello, tras esa motita de polvo que se ha puesto en favor de la Resistencia, también tras esa seguridad que da al cantar y el hablar contra lo aceptadamente denigrado, atacado, vituperado... ¿qué más puede hacer el canto? En su concierto de Madrid, Quilapayún interpretaron, fundamentalmente, viejas, conocidas canciones, que en su día tuvieron un mayor sentido y razón de ser, pero que en la actualidad podría cuestionarse su vigencia Temas siempre entrañables, pero alejados de la situación actual en muy buena medida, como “A la mina no voy", “La muralla’’, “Con el alma llena de banderas”, ''Plegaria del labrador” o “Te recuerdo, Amanda” —estas tres últimas, por cierto, composiciones de Víctor Jara—-. Se argumentará que todas esas canciones contienen una denuncia universal, por encima de los hechos cotidianos narrados en ellas, y eso es cierto. Pero el problema es que hay ahora, urgentemente, otros temas tan denunciables como esos, tan importantes o más para la hora presente, y esos no son tan tratados. ¿Miedo de encararlos? Ni mucho menos, pero si cierta prevención para cogerlos por los cuernos, y, sobre todo, escasa tranquilidad para poder estudiarlos a fondo y trabajarlos consecuentemente a nivel artístico.

También hay, es cierto, algunos temas nuevos en el repertorio de Quilapayún, que inciden sobre estos nuevos problemas: la desaparición de demócratas y combatientes chilenos en el propio país, en la canción '¿Donde están?”’, o la humorística maldición de los gorilas, de dentro y de fuera de Chile, en “Malembe” o “Caimán”. Pero en el conjunto del recital privó mucho más la mirada, algo auto-compasiva y un poco resignada, sobre el pasado. Precisamente porque a Quilapayún se le consideró avanzadilla de la pequeño (o no tanto) revolución cultural, en el campo de la canción popular, durante el período de Allende, es quizá por lo cual cabría exigirle un mayor acentuamiento en reflexionar sobre la hora actual y no ampararse y defenderse tanto en los tópicos del ayer, por dolorosos, tremendos que sean. O justamente por ello. Si el grupo sigue manteniendo una gran calidad profesional y técnica, y de eso no hay dudas, posiblemente un mayor trabajo investigativo, en todos los órdenes fuese realmente de desear por los que opinamos que, efectivamente, la canción chilena está en crisis.

Álvaro Feito