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Chile en el Corazón
FuenteDISCO EXRPÉS Fecha30 Mayo 1975 PaísEspaña


Edición transcrita

QUILAPAYUN, VERTICE DE UNA IDEA

El 11 de septiembre de 1973, seis jóvenes se congregaban en torno a un receptor de radio. Su país atraviesa momentos difíciles y las noticias son confusas. El presidente Allende muere ametrallado al defender el Palacio de la Moneda, sede del Gobierno. En el Estadio Nacional de Chile, miles de detenidos, entre ellos su amigo Víctor Jara. En el momento de los sucesos, se encontraban actuando en Europa. Se llaman Quilapayún. La primera vez que supe de su existencia fue a través de la Prensa. Las agencias habían distribuido una serie de reportajes suyos a raíz de una serie de conciertos en La Habana. Alguien los calificaría como “el más puro exponente del folklore iberoamericano actual”. No era para menos. Ahora su trabajo se concentra en cantar allá donde les escuchen y ayudar a todos les chilenos que, como ellos, sufren exilio.

“Quilapayún” significa en dialecto mapuche “tres barbas”. Probablemente porque, en un principio eran trío. Por otra parte, el nombre vería a ser una forma de solidaridad con los revolucionarios cubanos a quienes en los países castellanoparlantes les llamaban “barbudos”.

Nacen como grupo en 1965. Ese mismo año ganarían el Festival de Viña del Mar. Luego, vendría su primer disco y la “Guitarra de Oro” al mejor grupo folklórico nacional. En 1967 grabarían su primer álbum. Su trabajo se centra en revitalizar la lengua, la cultura y el folklore indio-americano, de ahí que mantuvieran lazos con Victor Jara, por aquel entonces director de la Academia de Folklore de la Casa de Cultura de Nuños.

En 1968, reciben los premios “Violeta Parra” y graban el disco “X Vietnam”. Durante cuatro años consecutivos reciben el premio al mejor grupo folklórico nacional (1969-1972). Desde 1971 trabajarían con el gobierno de Salvador Allende como miembros del Secretariado Nacional de la Universidad Técnica del Estado, para la Difusión y Comunicación.

En 1969 entra en el grupo como director Víctor Jara. Estará un año, pero su influencia posterior será definitiva.

Sus mejores obras son las tres cantatas y, particularmente la “Cantata de Santa María de Iquique” editada en Chile en 1970. En España hay proyectos para editarla. Las otras dos son “Vivir en Vang Troi” (1971) y “La Fragua” (1973).

A partir de 1973, comienza su etapa parisina. “El mundo se llenó de sin embargos de infundados temores y dolor pero hay que reconocer sobre el pan salobre o sobre tal o cual iniquidad los vegetales, cuando no fueron quemados, siguiereon floreciendo y repartiendo y continuaron su trabajo verde”.

¡BASTA!
Es el único disco de Quilapayún que está editado en nuestro país. Recoge una serie de canciones sociales hispanoamericanas —excepto la italiana “Bela Ciao”—. De ellas destaca “Plegaria del Labrador”, de Víctor Jara —¡cómo no!'—, que también ha sido grabada por los Calchakis. Como una pincelada pintoresca han incluido un tango, como una parte más de la canción del pueblo: “La última curda”.

QUILAPAYUN EN ESPAÑA
La estancia del grupo en nuestro país podemos calificarla de confusa. Era la historia de siempre. Actuaciones programadas en Madrid —creo en el Teatro de la Comedia—, suspensión por parte de la autoridad gubernativa —a instancias de la embajada de Chile—. Sin embargo, harían una aparición en TVE. Nadie puede dar una explicación lógica a todo esto…

UNO X UNO
De trío inicial y, tras pasar por una serie de reestructuraciones, Quilapayún está formado por:

—Eduardo Carrasco, antiguo profesor en la Universidad de Chile. Toca los instrumentos de viento.

—Carlos Quezada, cantante y percusionista. Es decorador.

—Guillermo Oddó. Cantante y guitarrista. Es químico.

—Rubén Escudero. Cantante quena y charango. Ingeniero.

—Rodolfo Parada. Cantante y cuerda. Ingeniero.

—Hernán Gómez. Cantante, guitarra y charango. Estudiante.

CHILE EN EL CORAZON
Chile, junto a Argentina y Uruguay, son hoy por hoy los máximos exponentes del folklore sudamericano. Han resurgido de entre la pachanga y la intrascendencia. Como ellos mismos dicen, “este movimiento ha sido muy vasto y alcanzado diferentes formas dentro de la música popular, no sólo folklórica, sino también de Conservatorio. Aunque indudablemente haya alcanzado las cotas más altas, ya que ha buscado la vinculación como forma de expresión artística de la lucha de los pueblos (...) “En Chile se formó un movimiento que llegó a tener un catalogo orgánico a través del sello DICAP. Este sello tuvo como cometido el de promocionar a la gente que hacia una canción comprometida y que, de otra forma, no podía hacerse oír.

América es la esencia de su razón de ser. Porque Quilapayún al igual que otros, “lleva a Chile en el corazón”. “Siguieron floreciendo y repartiendo y continuaron su trabajo verde”.

Luis San Sebastián