Quilapayún Header
VIDA, PASIÓN Y... ¿MUERTE? DE "LA NUEVA CANCIÓN CHILENA"
FuenteLa Nación dominical Fecha14 Enero 1973 PaísChile


Edición transcrita

DESDE QUE LOS “QUILAPAYÚN”, envueltos en sus negros ponchos, sin actitudes espectaculares, sobrios, y sobre todo, con una indudable jerarquía artística, aparecieron medio a medio de nuestro ambiente artístico, el aplauso del público ha ido en aumento. Eran diferentes. No tenían símiles, ¿De dónde llegaban esos barbudos y originales troveros? ¿Quiénes eran?.

De inmediato gritaron su compromiso, su identificación absoluta y total con el pueblo y los procesos revolucionarios con la música contingente y comprometida con una idea socialista. Y pese a esta pared que ellos antepusieron valientemente como un escudo de batalla frente a un medio que los rechazaba, se produjo algo sorprendente: no sólo lograron adentrarse en el gusto del público de izquierda en los trabajadores, sino que en el corazón de las llamadas “capas medias” impactándola profundamente y saltando como una flecha para herir la gruesa epidermis de la reacción burguesa.

De allí para adelante la historia es anchamente conocida. Junto con la música de corte netamente folklórica, surgieron canciones contingentes que, además de cumplir su mensaje de denuncia, entraron a competir directamente en los manoseados ranking capitalistas de popularidad y ventas (“Las Ollitas”, “La Batea”).

Por último Quilapayún alcanzó lo que su director, Eduardo Carrasco, llama “culminación de todo el trabajo realizado por esta nueva canción”: la “Cantata Santa María de Iquique”, de Luis Advis, desbordó el ámbito nacional para incrustarse y ser impacto internacional.

Actualmente “El Quila” está integrado por Eduardo Carrasco, Rodolfo Parada, Hernán Gómez, Willy Oddó, Rubén Escobar, Hugo Lagos y Carlos Quezada. Tiene 11 Long Play grabados (8 editados y 3 por aparecer). Y ya se anuncia, para marzo, la aparición de “La Fragua”, obra del músico Sergio Ortega y que se realizó con la participación de la orquesta Sinfónica.

En este debate sobre la “muerte” de la Nueva Canción Chilena, participó su director, Eduardo Carrasco, que permanece en el conjunto desde su creación en 1965…

R.D. Para muchos críticos y público de izquierda, especialmente, la actividad del Quilapayún se ha ido circunscribiendo, cada día más, a espectáculos de élite, desvinculándose totalmente con la masa. Allí están por ejemplo, sus giras al extranjero y sus recitales en el Luna Park, de Buenos Aires, y en el Gran Palace, de Santiago. ¿Es efectivo que esta falta de contacto popular se acrecienta en la medida que crece su prestigio y renombre como conjunto folklórico?…

E. CARRASCO: “Creo que en gran medida, los culpables de que se deforme la imagen del Quilapayún la tienen ustedes los periodistas. En realidad, el 80 ó 90 por ciento, de toda nuestra actividad está dirigida hacia los trabajadores. Pero, resulta que la perspectiva que se proyecta a través de la prensa es otra muy distinta debido a que lo único que constituye noticias son las salidas al exterior o estos recitales. De la actividad con los trabajadores no hay nada”.

“Por ejemplo, en esos mismos 15 días que mediaron entre la presentación en Buenos Aires y Santiago, hicimos dos recitales en la industria Fensa y uno en la fábrica INSA. Los recitales son dos o tres al año, pero las fábricas, estamos asistiendo continuamente. A esto hay que agregar que nuestra concurrencia, a las concentraciones y proclamaciones”.

“Pensamos que nuestro conjunto ha entendido el compromiso revolucionario de una manera bastante consecuente desde nuestros comienzos y hemos estado junto a los trabajadores a lo largo de toda nuestra actividad. Yo diría que incluso, la línea del conjunto y lo que nosotros hacemos es producto de este contacto directo que tenemos con los trabajadores, que se manifiesta en nuestras canciones, en nuestro trabajo artístico”.

“Ahora no sé por qué los compañeros periodistas todavía no dan un vuelco en su actividad de tal manera que sean capaces de enfocar la actividad periodística, sobre todo en el plano de los espectáculos, de una manera diferente. Hay, naturalmente ejemplos de periodistas y gente de radio que tienen una orientación nuevo, pero en el grueso de la gente todavía no se nota un cambio. La gran mayoría de los diarios, incluso diarios de izquierda, se orientan hacia la noticia de la pilcha, pero se descuida de toda actividad de los intérpretes de nuestra canción, sobre todo los de la Nueva Canción Chilena”.

“Sólo el contacto directo que tenemos con los trabajadores reemplaza, en cierta medida, las deficiencias y tergiversaciones que nacen a partir de esta información, información mal orientada”.

VALIOSA EXPERIENCIA

R.D. ¿Qué importancia le atribuye a la Nueva Canción Chilena? ¿Cuál ha sido el labor desplegada por los autores e intérpretes que configurar este equipo de la “nueva música”?.

E. CARRASCO: “En el plano del arte revolucionario, la Nueva Canción ha sido una experiencia sumamente valiosa y fructífera. Constituye un movimiento muy amplio, con múltiples expresiones que tienen en común este anhelo de vincularse con los trabajadores. Una vinculación que se ha hecho a través de la canción contingente. (“Las Ollitas”, “La Batea” etc.) y obras de mayor envergadura como las Cantatas, que constituyen una especie de culminación de todo el trabajo que ha realizado esta nueva canción y que tienen no solamente una impotencia política contingente, sino que es mucho más amplia”.

“Creo que el mérito principal de estas Cantatas reside en el nacimiento de una música de raíz culta con orientación popular, con lo cual se consigue que la música, en el más amplio sentido, sea llevada a los trabajadores, sea entendida y asimilada como una cosa propia”.

“Hasta ahora la música llamada culta había sido un espectáculo o un arte al que sólo había tenido acceso a la burguesía. El pueblo mientras tanto, no alcanza a ella, porque, en realidad se daba cuenta que esta música no tenía nada que decirle. Ahora han surgido. Nuevas manifestaciones dentro de ese campo y músicos como Luis Advis, Sergio Ortega, se han incorporado con sus obras, lo cual constituye todo un avance de la ideología de la clase trabajadores en los músicos”.

“Me parece que, en estos momentos, la música se ha transformado en vanguardia del arte revolucionario chileno. Y la Nueva Canción, está aportando, día a día, una inmensa de creadores, mucha gente nueva que se incorpora a los ya consagrados, lo cual desmiente todo este mito que se ha tejido en torno a su muerte o su crisis”.

ENTRADAS DE 70 ESCUDOS

R.D. Pero ¿por qué se plantea esta política de recitales a 70 escudos la entrada, si, como dicen ustedes, el compromiso directo es con la clase trabajadora?…

E. CARRASCO. “El recital del Gran Palace es solo una actividad en el año. No se puede poner en tela de juicio el contacto que tienen el Quilapayún con la clase trabajadora debido a una presentación de este tipo, porque, en primer lugar, nosotros estamos conscientes de que allí no va a llegar la clase trabajadora. Per, tampoco pensamos que sólo debemos actuar para la clase trabajadora. También están las capas medias y nosotros tenemos que llevarte lo que hacemos”.

“Incluso es bueno, desde el punto de vista político, que la Nueva Canción chilena incluya a estos sectores. En ese sentido, creo que utilizamos legítimamente un arma de los trabajadores, porque llevamos a esta capas medias la música con la cual se identifica el trabajador”.

“Además hay otro tipo de razones. Por ejemplo, este recital nos permitió uniformar a los 36 compañeros del conjunto Y esto nos permite llegar hasta los trabajadores vestidos como artistas, cosa que le gusta mucho a la gente”.

“Por otro lado esta ampliación a 36 integrantes del Quilapayún corresponde a la necesidad que surge de mantener un contacto mucho más directo con los trabajadores, porque para dar un recital no necesitamos 36. Sin embargo, con estos 5 conjuntos estamos en condiciones. Y así lo estamos haciendo de dar actuaciones, tres o cuatro veces a la semana, en distintas poblaciones y centros laborales De Santiago”.

EL FUTURO

R.D. ¿Cuál es el futuro de la música comprometida? ¿Considera Ud. que este tipo de canción sólo tiene vigencia en este período de transición hacia el socialismo?

E. CARRASCO. “La música revolucionaria es eterna e imperecedera porque no solamente tienen un papel en una etapa de transición, sino que también la tienen dentro de una sociedad socialista. Y esto lo hemos podido comprobar en nuestros viajes. Por ejemplo, en Cuba existe un movimiento que puede compararse perfectamente con el de la Nueva Canción Chilena. Incluso grandes figuras como Carlos Puebla, van a tener un lugar en el corazón popular”.

“Por eso a nosotros no nos preocupa el hecho de que algunos vaticine el desaparecimiento que eso no sucederá nunca. En todo caso, creo que puede haber un proceso selectivo que vaya dejando solamente las cosas de real valor, las que tenían que quedar. Puede haber un decrecimiento del interés, pero esto no significa que nosotros tengamos que desaparecer”.

“Y esto lo digo no porque haya mucha gente detrás de nosotros, interesado en que nos mantengamos, sino que por un deber de artistas revolucionarios cuya responsabilidad no termina con el triunfo de Salvador Allende, sino que se acrecienta”.

“Ahora, eso sí hay algunos cambios, aunque no muy grandes, en nuestra canción a partir del 4 de septiembre de 1970. Muchos pensaron, por ejemplo, que desde ese minuto no habría de qué protestar, de tal modo que nuestra canción quedaría desterrada”.

“Evidentemente que eso reflejaba, en primer lugar, una mala comprensión de lo que es la música revolucionario - que no es necesariamente una música de protesta - y de nuestro proceso. Porque ¿cómo no se va a protestar del Mercado Negro? ¿Cómo no se va a protestar por la hipocresía de la derecha? El enemigo no está liquidado y hay mil cosas y temas para hacer miles de canciones de protesta”.

Nano Cabrera Z.