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Quilapayún, Embajadores sin país
FuenteRamparts FechaMayo 1975 PaísEEUU


Edición transcrita (traducción libre)

Cuando el gobierno de Allende fue derrocado en septiembre de 1973, el grupo musical “Quilapayún” (“Tres Barbas”) se encontraba en Francia, en medio de una gira de conciertos por Europa. Si hubieran estado en Chile en el momento del golpe, seguramente hubieran sido encarcelados o asesinados, como lo fue Víctor Jara, su director musical. Quienes Alguna vez fueron embajadores culturales del gobierno de Allende, ahora son emisarios de la verdad, difundiendo la implacable brutalidad de la junta chilena y obteniendo apoyo para derrocarla.

El 14 de marzo de 1975, el Departamento de Estado denegó las visas a Quilapayún, calificándolos de "visitante no grato de Estados Unidos". Pero solo dos semanas antes, el Departamento de Inmigración les había otorgado visas como "Artistas Distinguidos". Según fuentes en Washington, el adversario de Quilapayún en el Departamento de Estado era Harry Shlaudeman, actual embajador de Estados Unidos en Venezuela, pero segundo al mando de la embajada de Estados Unidos en Chile durante los años de Allende. Al parecer, Shlaudeman había hecho todo lo posible por bloquear su entrada a los Estados Unidos, temiendo quizás el mismo tipo de reacción aquí que la que habían generado recientemente en Caracas, Venezuela, ante una ferviente multitud de 11.000 personas. Pero congresistas, organizaciones políticas nacionales y ciudadanos presionaron al Departamento de Estado para que echaran marcha atrás. El 21 de marzo, Quilapayún salió de París rumbo a Estados Unidos y se presentó ante multitudes con entradas agotadas en ambas costas.

Quilapayún refleja la poderosa música folclórica latinoamericana de los Andes y las altas llanuras. Sus canciones van desde implacables y tempranas “zambas” hasta suaves y trágicos sonetos de desesperación. Cantan canciones llenas de espíritu revolucionario, así como baladas españolas y cubanas. Los siete músicos incorporan los poemas de Pablo Neruda y Víctor Jara al compás de guitarras, flautas de pan, “zampoñas”, “sikus” y “charangos”.

Quilapayún inspira la esperanza de que Chile se libere del férreo control de la junta. Y hasta entonces, pretenden difundir la trágica historia de Chile por el mundo, embajadores sin país.

Rob Fruchtman